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[Elíseo] Sangre azul glacial (Roger)

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Mensaje por Narrador 15.04.16 17:51

El aspecto de Mijaíl solía producir algo de desconcierto a los vástagos que nunca le habían visto. Su fama se debía a su gran capacidad para idear estrategias en las batallas, y en su astucia para saber cuándo convenía correr riesgos y cuándo no.

Era famoso por no salir nunca perdiendo.

Abrazado antes del renacimiento, había desarrollado su inteligencia y perfeccionado su talento como estratega a lo largo de los siglos. Era conocido en Francia, donde llevaba establecido más de cien años, precisamente por eso.

A la gente se le olvidaba contar que tenía la apariencia de un niño de doce años, imberbe y de glaciales ojos azules.

Su último movimiento maestro había sido desplazarse al sur de Francia con el comienzo de las refriegas (porque a su parecer no merecían otro nombre) del Norte de España. Dio el paso en el momento exacto, aunque las malas lenguas insistían en que había esperado demasiado, y llegó a ser el primogénito Ventrue de Barcelona. Nadie le había otorgado el cargo, pero todo el mundo asumía que le pertenecía a él.

¿El precio por su estancia en España? Demasiado caro. Era mejor no preguntar a Mijaíl al respecto. Tenía que regresar a Francia a pesar de lo mucho que le atraía la idea de levantar Barcelona. No obstante, antes de irse había decidido atar cabos.

Por esa razón había pasado toda una semana buscando al chiquillo de Guillem d’Urgell... Decían los rumores que vagaba de vez en cuando por el Elíseo como un alma en pena, apagado desde la pérdida de su grandioso Sire, pero todavía no lo había conseguido localizar.

No obstante, esa fría noche de Diciembre hubo suerte.

¿Roger de Montclar?
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Mensaje por Roger de Montclar 23.04.16 22:23

[Elíseo] Sangre azul glacial (Roger) Paranimf2



MUSICA:


Y efectivamente los rumores eran ciertos, y Mijaíl encontró a Roger en el paraninfo, sentado en una silla entre la penumbra de un rincón, mirando ora al frente, ora al techo, admirando la belleza del enorme recinto. A lo que recordaba tan solo el de Deusto competiría con este lugar, si bien recoonocía para si mismo que no era un experto en la materia y tan solo conocía un puñado de ellos. 
 
También debía admitir que al fin y a la postre aquello no era sino una cortina de humo, un modo de escape: por un lado el resto de Vástagos no irían a incomodarle con insulsas charlas de salón, y por otro su memoria se relajaría por las pérdidas de aquella guerra, recuerdos que deseaba arrinconar junto con las lágrimas y la pena.
 
Si es que alguna noche conseguía hacerlo.
 
Los pasos a su espalda delataron la llegada de alguien, rompiendo el silencio y la paz que habían llevado a Roger hasta allí. Conocía al recién llegado desde antes de su llegada a Barcelona, presentado por su Sire al Antiguo durante uno de sus viajes, y a pesar de ello siempre le sorprendía tanto la infantil apariencia de aquel Vástago como los gélidos ojos que parecían perforar el alma de cualquiera con el que se encontrase.
 
Por un momento consideró la posibilidad de que se hubiera citado allí con alguien, en cuyo caso lo cortés, lo que correspondía al momento, era retirarse para que su Primogénito no tuviera que pedírselo. Quizá no lo era, pero Guillem le había indicado que lo tratase como tal y así lo hacía en cada ocasión en que sus pasos se habían cruzado.
 
Ni por un momento se le ocurrió protestar, reclamar su posición como Primogénito Ventrue de la Corte de Montpellier, cargo que aún ostentaba, reconociendo de aquel modo la poderosa antigua Vitae que corría por las venas del que parecía un inofensivo niño. Así le escuchó nombrarle y de inmediato se levantó, abandonando su rincón y mostrándose a la débil luz de la luna que se filtraba a través de los ventanales.
 
- Si, Señor, soy yo - al llegar a una distancia próxima su cabeza se inclinó con respeto. - ¿Puedo hacer algo por vos?
 
Por lo general Montclar se adaptaba al estilo de conversación de su interlocutor, o incluso de la época amén del lugar, pero en aquel caso era una muestra de respeto hacia el otro Vástago. ¿Iría a invitarle a abandonar el paraninfo o a despedirse de él, si es que era uno de los que abandonaban Barcelona conforme decían los rumores? Hasta aquel momento no se le había ocurrido hacer “listas” de los que se quedaban y los que marchaban, ocupado con lidiar con la noticia y sus propios sentimientos al respecto.
Roger de Montclar
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Mensaje por Narrador 28.04.16 13:09

- Sí, sí que puede -convino Mijaíl. Giró levemente su cabeza, a su alrededor no había demasiada gente en aquel momento, pero aún así decidió que era mejor desplazarse. La desconfianza forma parte de un buen estratega. Confiarse siempre da malos resultados-. ¿Quiere acompañarme al aula magna?

Mijaúl tenía un acento muy ligero, resultaba casi simpático por la mezcla entre las marcadas R rusas y las nuevas R francesas a las que se había acostumbrado el último siglo.

El primogénito guió a Roger hasta la sala mencionada en un absoluto silencio. A pesar del reducido tamaño de sus piernas, Mijaíl caminaba deprisa. Daba una sensación enérgica y resuelta.

El aula magna estaba completamente vacía. Quizá porque el primogénito lo había solicitado, o quizá por casualidad... Aunque esto último era más bien improbable. Durante unos segundos, Mijaíl examinó detenidamente el interior. Parecía estar cerciorándose de que no había nadie escondido en algún rincón del aula. Finalmente pareció quedar satisfecho.

- Don Montclar -se dirigió a él sin rodeos-, tengo algunas preguntas que realizarle. En primer lugar, le quiero presentar mis condolencias por su pérdida. No tuve la oportunidad de conocer a Don Guillem d’Urgell, pero siempre ha estado en boca del clan por su buen hacer. Era un querido miembro de la Camarilla, y su muerte es una tragedia para todo nuestro clan... Sin embargo, y disculpe si cambio de tema con demasiada presteza, usted no se ha quedado atrás. ¿Querría hablarme de su experiencia en las recientes guerras? Se rumorea que demostró templanza, pero quiero oír de su boca qué fue real y qué se ha exagerado. ¿Me ayudará con esto?

Si bien Mijaíl estaba esforzándose por ser delicado en cuanto a la muerte definitiva de Guillem, de Eulàlia no parecía saber nada.
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Mensaje por Roger de Montclar 29.04.16 13:18

- Desde luego, Señor - repuso el Ventrue más joven, a la espera de que su Primogénito iniciase el camino para después ponerse junto a él.
 
Nada se escuchaba más allá de los pasos de ambos Vástagos, como si fueran los únicos que poblasen el lugar. Roger no se llamaba a engaño, siendo que algunos vampiros habían estudiado el arte de permanecer ocultos a los ojos de los demás, así como otros podían descubrirles. ¿Sería el caso del Señor Mijaíl, que llegados al Aula Magna se tomó un tiempo en escudriñar el lugar? Nada le dijo sobre esto y él no preguntó, si al Antiguo le era suficiente también lo sería para Roger. Permaneció callado a la espera de que aquel que llevaba las riendas del Clan del Cetro terminase de hablar, y una vez lo hubo hecho procedió a responder.
 
- Os agradezco mucho sus palabras, Señor Mijaíl - ¿verdad que resultaba extraño dirigirse de este modo a quien paracía un niño? - y de encontrarse mi Sire con nosotros en verdad que se habría sentido, más que halagado, incluso azorado ante semejante loa que no puedo sino suscribir. Tan solo puedo añadir que todavía lloro su ausencia, tanto como la de mi Progenie, y serán llorados durante mucho tiempo. Dicen que una persona, humana o de nuestra naturaleza, termina por desaparecer cuando no queda nadie en el mundo que la recuerde. Ahora, sobre mi mismo…
 
* Roger hizo un sucinto resumen sobre sus intervenciones bélicas y sus éxitos - también sus fracasos - pero se notaba que estaba incómodo hablando de ello y en todo caso se restaba méritos, como si a diferencia de otros Vástagos no le gustara autoalabarse y concediese el mérito a otros.
 
- Si mostré o no templanza no me corresponde a mi juzgarlo sino a mis compañeros de armas. A lo largo de mi no-vida no son pocos los que han sido destruídos, sin embargo aún os podría dar algún nombre - lo que hizo a continuación. - Ahora bien, a mi parecer, y cualquiera que sea el motivo, creo que buscáis la verdad, y por tanto no os engañaré - posiblemente otros no fueran tan sinceros ni por asomo, pero los avatares de la existencia de Montclar le habían hecho cambiar sus valores. - No soy un Vástago que guste de unirse a partidas de guerra pues por naturaleza soy de ánimo más tranquilo y siempre que lo hice, y como el resto de mis acciones, fue para honrar y defender a mi Sire, a nuestro Clan y a la Camarilla. Además soy un ferviente creyente de ese viejo adagio de “La pluma es más poderosa que la espada”. No siempre, claro - sonrió ligeramente, ambos sabían que en ocasiones no quedaba otro remedio que tomar la espada. - Pero en definitiva, los motivos por los que he luchado en el pasado son los mismos que me impelen a permanecer en esta ciudad por la que tantos de nosotros han sangrado y entregado sus no-vidas -se calló ahora e hizo una pausa.
 
- ¿He satisfecho vuestra seguridad, Señor? Ignoro a que ha venido ésta, pero confío en que me lo diréis, caso que lo consideréis oportuno. 
  

* Nota:
Roger de Montclar
Roger de Montclar


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Mensaje por Narrador 29.04.16 14:23

Off:

La seriedad, el aire circunspecto y la atención que ponían Mijaíl habrían sido cómicos en cualquier otro niño. Ningún infante escucharía con tal interés la charla de otra persona. Pero, claro, Mijaíl no era ningún niño. No desde hacía muchos siglos.

- Quizá sea cierto. Por eso es importante recordar a todos aquellos que han encontrado la muerte definitiva en pos de hacer lo correcto y defender aquello que es justo o que no puede defenderse por sí mismo.

Su carita redonda, endurecida por una mirada aguda y brillante, compuso una mueca de satisfacción cuando Roger terminó sus explicaciones. No de un modo extravagante o pueril, sino como quien comprende que algo está a la altura de sus expectativas y sabe que puede dar el siguiente paso. Era como un jugador de ajedrez extremadamente serio.

Si era realmente tan serio como aparentaba o si era un recurso para paliar la impresión que producían sus eternos doce años, era difícil de afirmar.

- Efectivamente. La pluma es más poderosa que la espeda, pero, por desgracia, la pluma no está al alcance de todos y la espada sí. Es bueno saber cuándo ha de esgrimirse cada cual. Puedo ver que tus experiencias y todo lo que la guerra te ha enseñado, la pérdida, el valor de aquello por lo que hemos luchado, han dejado una huella en ti que no va a borrarse. Pero... No. He de decir que todavía no estoy completamente satisfecho. Hay algo más sobre lo que le quiero preguntar, y si tiene a bien debatir conmigo algunos asuntos más quedaré complacido -juntó las yemas de los dedos y apoyó la barbilla sobre sus dos dedos corazón-. Tengo entendido que en 1958 se te nombró Primogénito en el Sur de Francia. Quisiera que me hablases de lo que hiciste durante aquella época. Qué te pidieron y qué esperaron de ti, y qué le proporcionaste a nuestros hermanos de clan.
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Mensaje por Roger de Montclar 30.04.16 15:45

Por los gestos que mostraba Mijaíl cualquiera diría que gustaba de escuchar lo expuesto por su hermano de clan, aunque sin mostrarlo en desmasía. Fue entonces su turno de hablar, palabras que Roger escuchó en silencio y sin osar interrumpir hasta que terminó y fue de nuevo invitado a hablar.
 
Por la cabeza del Chiquillo de Guillem d’Urgell daban vueltas demasiadas cuestiones que su Primogénito había dejado sin responder, pero consideró que posiblemente esperaba su momento para hacerlo pues ¿qué sentido tenía aquel sondeo - más bien interrogatorio - tan sorpresivo? Una lucecita se iluminó en su interior: cabía la posibilidad de que el Vástago hubiera decidido permanecer en la ciudad, como él mismo, y en tal caso desearía saber con quienes podía contar y de que tipo eran.
 
- Pero al igual que sucede con la pluma, no todos están capacitados para utilizar la espada de un modo capaz. No obstante lo ideal es buscar el equilibrio entre ambas armas ¿No creéis vos? Al fin y al cabo, “Si vis pacem, para bellum - (Nota: Si quieres la paz prepárate para la guerra). - Esto me lo enseñó mi Sire y el tiempo me demostró que no le faltaba razón - se preparó entonces para responder las nuevas preguntas tras haber asentido.
 
- En efecto, Señor Míjail. Mi hermano Jaume de Montcada, Progenie de mi Sire, que fuera Primogénito Ventrue de Montpellier, fue destruído en junio de 1944; yo residía en esta ciudad desde 1918. Mi Príncipe, que también pertenece a nuestro Clan, nombró otro Vástago para sustituir a Jaume, pero en 1958 partió a América y entonces me fue ofrecia la Primogenitura, que acepté. Hasta entonces me había limitado a llevar mis negocios, uno de los cuales había obtenido la categoría de Elíseo - Roger consideró adecuado ponerle en antecedentes. - Nada me solicitó mi Príncipe pero se sobreentendía que, como mínimo, mi lealtad. Como suele suceder en cualquier Corte no son pocos los que conspiran para elevar al Trono a otro Clan, pero aunque yo no nunca participé de esos juegos de poder tenía mis amigos aquí y allá. Por supuesto todo esto cambió con la pujanza de los Anarquistas y muy especialmente cuando cruzaron los Pirineos. Mi Sire y yo acudimos, en nombre de mi Príncipe, a Toulouse, cuyo Señor, Arnau de Trencavel, es mi Gran Sire - ah, pero seguramente Mijaíl ya sabía aquello.
 
- Bien, la idea era cerrar a la altura de Touluse y Montpellier el avance enemigo… aún a fuerza de que ello significaba perder otras plazas como Carcasonne, Béziers, Perpiñán, Pau… Pero no había tiempo para organizar todas estas cortes - pareció avergonzado de admitir esto y realmente lo estaba, pero no quedó otro remedio - si bien acudimos a escoltarles y proteger su huída hacia el norte. Muchos se quedaron, exiliados y a la espera, en nuestras plazas. Por lo demás, en mis manos recayó la responsabilidad de reorganizar temporalmente los territorios de Montpellier, siempre respetando los dominios personales, a fin de que pudieran encontrar alimento y refugio. También se les concedió un Elíseo, considerando que agradecerían tener su propio lugar donde reunirse. Desde luego nuestro Clan tenía garantizado todo ello en aras de la hermandad y sin necesidad de humillarles solicitando nuestro socorro - ya se sabía que los Ventrue parecían vivir en otro mundo… como varios siglos atrás.
 
- Los cuatro años que se tardó en organizar los ejércitos, preparar el ataque y contraatacar… bien, todos colaboramos en ello en la medida de nuestras posibilidades - o eso quería pensar - y una vez les arrojamos de Francia y entramos en España… el resto es conocido. Mi Sire y yo deseábamos quedarnos aquí; ambos somos de origen catalán y de ahí que yo liquidase mis negocios y renunciase a mi cargo en Montpellier, pues deseaba regresar a mi tierra. Ya antes del conflicto había… intervenido en algunas cuestiones, minucias… Y esto es todo cuanto puedo deciros Señor Mijaíl. Como podéis comprobar no hay grandes hechos ni heroicidades: esas cuestiones quedan para otros. Además tampoco los busco - ya lo hizo como humano y ello derivó en la ruina de su existencia. Afortunadamente aprendió la lección.
Roger de Montclar
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Mensaje por Narrador 03.05.16 13:10

Mijaíl siguió escuchando con atención, asintiendo en los momentos apropiados con movimientos casi imperceptibles. Estaba demasiado acostumbrado a su naturaleza vampírica como para moverse más de lo necesario. Posiblemente le costaba incluso interactuar con humanos y ghouls.

Estaba de acuerdo con Roger, y le gustaban las enseñanzas de su sire. Lo maifestó con un asentimiento más pronunciado que los anteriores.

- Ah, sí, De Montcada. Le conocí tiempo atrás. Atendí algunos asuntos con su ayuda. Un hermano de clan avispado, sin duda... -lo expresó como un pensamiento volátil. Era algo que había rescatado de su memoria. Siguió atendiendo a las palabras de Roger, y un asomo de orgullo apareció en su mirada cuando mencionó que uno de sus negocios había sido Elíseo. No obstante, no le interrumpió. Dejó que terminase antes de intervenir de nuevo-. Siempre he considerado que los juegos que mencionas son un riesgo innecesario. No obstante, hay ocasiones en que resulta imposible eludirlos. Nuestros compañeros están profundamente sumergidos en ellos sin ser conscientes de que hay estrategias más efectivas para obtener poder. El aburrimiento, tras muchos años de meditación, es todo lo que puedo deducir que les lleva a optar por dichos juegos. Desconozco cómo se organizará el gobierno de esta ciudad a lo largo de las próximas noches, pero reconozco que me agrada saber que usted estará presente. Si ha evitado correr riesgos hasta que no ha llegado la ocasión propicia con las invasiones Anarquistas, entonces puedo confiar en el modo en que toma decisiones, señor de Montclar.

- Puedo deducir por el modo en que está sincerándose conmigo que respeta la autoridad. Confía en la administración de la Camarilla. Es realista, tiene experiencia, y conozco lo que hizo con Montpellier. Sé que no me miente al respecto. De nuevo otra muestra de sinceridad y respeto. Valores importantes, sí... -miró a Roger a los ojos. Los suyos, infantiles y ancianos a un tiempo, expresaron determinación-. Sí, todos conocemos lo que siguió.

- A estas alturas, imagino que debe de sentir una gran curiosidad por este interrogatorio al que le he sometido. Quizá incluso lo encuentre injustificado -mantenía unidas las yemas de sus dedos-, y no le culpo. En cualquier caso, permítame que le revele mis motivos. Como puede imaginarse, la urgencia de las guerras anarquistas me arrancó de mis obligaciones en Francia para atender asuntos de mayor envergadura. Deseo regresar y cumplir con mi deber, pero no puedo irme de Barcelona sin atar todos los cabos que quedarán sueltos con mi ausencia. Tenemos que organizar a la primogenitura de la ciudad, encontrar un Sheriff adecuado... Quizá crea que eso está moderadamente controlado porque muchos nombres flotan en el aire, pero le confesaré que la inmensa mayoría de los que acudieron a la guerra no desean quedarse. Irán marchándose en las próximas noches, estoy seguro de ello. Por ejemplo, se rumorea que Daima, nuestra Arpía, no soportará dos meses más distanciada de su teatro. Pero no quiero distraerle con las habladurías del Elíseo. He querido interrogarle porque he oído cosas maravillosas de usted, y, aunque la inmensa mayoría la he podido confirmar por mí mismo, quería conocerle. Su comportamiento es verdaderamente digno de un primogénito, y... Debe, sin más preámbulos, representar a nuestro clan en esta ciudad.

Mijaíl se quedó observando a Roger para estudiar su reacción.
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Mensaje por Roger de Montclar 05.05.16 14:20

Seguramente pocos serían los que podían adivinar los pensamientos de aquel ser convertido en su infancia. Por lo menos Roger no podía hacerlo, pero ¿quién podría leer el lenguaje gestual de alguien que parecía una estatua tallada en hielo? Pero al Chiquillo de Guillem d’Urgell le agradó sobremanera que recordase a su hermano Jaume. Él también lo hacía y más en momentos como aquel: Jaume, además de su Sire, fuero quienes le enseñaron a navegar por las procelosas aguas de la sociedad cainita.
 
Asintió en un par de ocasiones tanto por cortesía como por coincidencia de opiniones, y no ocultó su sorpresa cuando el Antiguo manifestó su agrado por la permanencia de Roger en las noches futuras, aun siendo consciente de que Mijaíl podía haberlo dicho para halagarle un poco. No parecía un Vástago muy dado a ello, pero quien sabía.
 
- Vos sois mi Antiguo, Señor, por lo que os merecéis mi respeto - porque además nada había hecho que le demostrase lo contrario, aunque eso no se lo dijo - y por supuesto confío en la administración de la Camarilla. Es el pilar maestro del edificio donde vivo, ¿cómo no hacerlo?
 
Y asintió de nuevo, con una leve sonrisa asentada en los labios, cuando comentó la curiosidad que debía sentir. Continuó escuchando y no pudo evitar que la decepción asomara a sus ojos al saber que él también abandonaría Barcelona para regresar a Francia. Consciente de esto Roger le hizo saber, mediante un gesto, que entendía sus motivos - lo que era cierto. - Entiendo… - se le escuchó decir en un susurro, sin poder evitar preguntarse que nombres serían esos que mencionaba y cómo quedaría conformado el gobierno de la ciudad.
 
Estaba por protestar ante la alabanza recibida cuando Mijaíl depositó boca arriba la carta que guardaba. Un mar de confusión azotó la mente de Roger, lo que sucede a cualquiera que reciba una sorpresa inesperada o reciba una noticia con la guardia baja. No porque fuera algo malo, negativo - tal vez si, pero no iba a valolarlo en aquel momento, máxime sabiéndose profundamente observado - sino porque en verdad era lo último que esperaba recibir. Le pareció recordar aquella frase de la Eneida, Timeo Danaos et dona ferentes (Nota: Temo a los griegos incluso cuando traen regalos, respuesta a la aparición del Caballo de Troya), y algo sobre la existencia de regalos envenenados, pero envió todo al fondo de su cabeza y más allá. Se le había hecho una oferta, o dado una orden, o parecido, y Mijaíl esperaba una respuesta.
 
- Entiendo, Señor - volvió a decir, esta vez llevándose la mano a la barbilla, más pensativo que nunca. - No os preguntaré por vuestros motivos para que vuestra elección recaiga sobre mí puesto que ya los habéis expuesto, ni os haré perder vuestro valioso tiempo haciéndome de valer como una jovencita que recibe una ventajosa propuesta de matrimonio, rechazando la posición con poca energía de modo que tengáis que insistir un par de veces para conseguir mi aceptación - recordaba a la aya y a su madre dando aquellos consejos a su hermana. - No obstante y si me lo permitís, os haré dos preguntas - habló de un modo retórico, pues de inmediato las pronunció.
 
-¿Hay algo que deba saber sobre la ciudad, lo que ocultan sus calles, o lo que el Consejo de la Primogenitura haya debatido y deba estar al corriente? - no le gustaría enterarse a posteriori, por ejemplo, que tras el Tibidabo se encontraba un ejército anarquista dispuesto a caer sobre ellos y que éste fuera el motivo de la marcha de tantos Vástagos. - ¿Y hay algo en concreto que esperéis de mí, que deséeis para nuestro Clan en Barcelona o en general? ¿Una dirección a tomar para el bien común? ¿O no hay nada trazado? - No mencionó la pregunta que le rondaba por la cabeza: ¿Y que queréis a cambio de esto? Porque nadie daba nada gratis, o quien sabe si era él quien se encontraba en posición de pedir.
Roger de Montclar
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Mensaje por Narrador 06.05.16 10:28

Hubo un asomo de perplejidad en el rostro de Mijaíl. No parecía terminar de comprender la comparación de Roger sobre el matrimonio, aunque no interrumpió. Dejó que Roger prisguiese.

Adelante. Es lo más justo...

El Ventrue se vio interrumpido por el ímpetu con el que Roger quería conocer los motivos y los posibles aspectos problemáticos de aquello que él le ofrecía. Mijaíl mostró de nuevo la expresión de satisfacción de quien sabe que ha acertado. Asintió un par de veces.

Son unas buenas preguntas. Y merece conocer las respuestas, pero no son las que espera. Barcelona no oculta más de lo que puedan ocultar París o Moscú. Es lo que está a la vista lo que debe tener en cuenta. Imagino que conoce las obras que se están realizando en el puerto de cara a los próximos Juegos Olímpicos, ¿verdad? Todo este asunto está moviendo mucho dinero. Hay personas interesadas en sabotear, en extraer fortunas que no les pertenecen y también en obtener poder. Imagino que sabe a qué me refiero... Al fin y al cabo, vendrán personas importantes a la celebración de los juegos, y controlar a políticos o ministros es muy fácil para nosotros. Desde la primogenitura creemos que será necesario organizar la ciudad lo antes posible para ser fuertes frente a esta situación potencialmente problemática. Mantener el control de quién va y quién viene. No queremos que lleguen los Giovanni, por ejemplo, y nos quiten algún peón importante del tablero aprovechando la ocasión. Por otro lado, somos conscientes de que el Sabbat no tiene interés en echarnos de aquí, pero aún desconocemos la razón. La mayoría de la primogenitura coincide en que es un asunto económico. Otros pensamos que en realidad este terreno no nos pertenece por completo y que, de alguna manera, el Sabbat controla la ciudad sin ser detectado. Sin embargo, jamás he visto un aura diabolista al margen de las de algunos Assamitas, y tampoco he podido ver espejos que no devuelvan el reflejo de sus usuarios... Nada. Si nos vigilan, desde luego no es físicamente.

Mijaíl se ajustó el nudo de la corbata con sus dedos diminutos.

Hay algo que desearía para el clan en esta ciudad. Me gustaría que el Príncipe fuese de los nuestros. Al fin y al cabo, esos despreciables Lasombra controlan la mayoría de la península, y nosotros podemos hacerles frente mucho mejor que ningún otro clan de la Camarilla. Una buena administración evitará que perdamos la ciudad a mano de los Anarquistas o a manos del Sabbat. Sin embargo, sería buena idea mantener un control sobre quiénes son Anarquistas y sobre dónde se han asentado los Assamitas que nos ayudaron. Si pudieses encargarte de esos asuntos, la Camarilla y el honor de nuestro clan harían el resto. La cosa iría bien, ¿sobre ruedas? -dudó si el término era apropiado para la situación-. Creo que eso es todo lo que puedo decirte.

Mijaíl apoyó las manos sobre sus rodillas, pero de repente alzó la mano izquierda al recordar que quería añadir algo más. La manga de la camisa se movió lo suficiente como para mostrar un Rolex... Probablemente hecho a medida, pues se ajustaba bien al bracito redondeado del Ventrue.

Quiero darle un consejo, señor De Montclar. Es un hombre capaz e inteligente, pero se muestra demasiado humilde. Jamás le reste mérito a sus logros. Una ambición medida es una cualidad excelente para un líder. Al fin y al cabo, si no busca lo mejor para usted, ¿quién le garantizará a sus súbditos que lo busca para ellos?
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Mensaje por Roger de Montclar 07.05.16 21:54

Roger inclinó la cabeza hacia el todavía Primogénito Ventrue cuando éste tituló sus preguntas como acertadas. Y escuchó las respuestas con naturalidad, pues estas podían traer consigo el mayor de los temores o absolutamente nada; a este respecto el de Montclar era como un papel secante en blanco, dispuesto a absorber lo que se le diese. Una, dos, tres… en su mente iba tomando notas, cosas que guardar para si mismo, para comentar con otros, o bien para hacerlo a continuación con Mijaíl.
 
Escuchó con la máxima atención y sin interrumpir hasta que el otro terminó de hablar, incluyendo las últimas palabras acerca de la humildad de la que hacía gala. Elaboró mentalmente sus respuestas y comentarios, si bien no le llevó demasiado comenzar a hablar.
 
- Efectivamente, estoy al corriente del gran acontecimiento dispuesto para 1992 y todo lo que ello conlleva. No solo hay obras en el puerto, sino que toda la ciudad misma está patas arriba. Ignoro si sabe usted que yo fui uno de los mecenas que apoyó el nombramiento de Barcelona como sede de los próximos Juegos Olímpicos y además ha invertido un capital en la operación de todo tipo de mejoras y embellecimiento de la ciudad, por lo que no me gustaría ni que los réditos fueran a manos de aquellos que no lo merecen, caso de los Giovanni, ni que los Anarquistas o el Sabbat arruinaran lo que ha de venir - explicó sin dejar de frotarse la barbilla y la mirada perdida durante unos segundos, como si hiciera memoria. Él tampoco entendía porqué el Sabbat no quería intervenir en la ciudad, considerando que ello les abriría las puertas de Francia, como los otros ya habían descubierto.
 
- Por supuesto coincido con que hay que controlar las idas y venidas, aunque hacerlo al 100% puede ser una ardua tarea. El puerto, los ferrocariles y el aeropuerto es sencillo, pero las autovías... - su mente ya estaba trabajando, e incluso se diría que había momentos en que había abandonado aquella pequeña reunión, aquel vis-a-vis. Levantó la mano derecha en el aire y la sacudió. - Mas en mi opinión lo fundamental es dejar ver que después de tantos años la ciudad no solamente es nuestra sino que podemos mantenerla - aunque no fuera cierto. ¿Cómo era aquello? La mujer del César no solo ha de ser honrada sino parecerlo… pues en el fondo era lo mismo.
 
- Si el Sabbat nos vigila como vos indicáis será a través de métodos mágicos. También entre ellos hay Tremere y los Giovanni se venden al mejor postor, amén de que hay otros Vástagos que conocen esas artes. Y siempre queda la traición… - el entrecejo se arrugó mientras las cejas se hundían profundamente. ¿Acaso existía algo más rastrero que aquello? Pero pronto sus facciones se dulcificaron y sonrió. - Lo cierto es que deseaba conocer si vos, o nuestro Clan, tenía algo pactado respecto al futuro gobierno de Barcelona con el fin de actuar conforme a ello, pero no puedo negar que me satisface escuchar vuestro deseo, que es el mío, y que haré todo lo posible y que esté en mis manos para que así sea - que podía ser una más que ardua tarea, mas ¿qué importaba? Siempre residió en ciudades gobernadas por su Clan y lo contrario se le antojaba más que extraño, impensable.
 
- Los Lasombra gobiernan en gran parte de España, y nosotros en gran parte del mundo. Mas en realidad ¿quién gobierna? ¿La testa que luce la corona o la mano que empuña el cetro? Aunque les concedo que son excelentes rivales, pero la administración y organización que nos respalda no tiene comparación con esa panda de asesinos incontrolados a la que pertenecen. Así, ellos no son sino nuestra sombra - y quedó reflexionando sobre su encargo acerca de los Anarquistas y los Assamitas. Formaba parte de su idea central, que resumida en una palabra se traducía en: seguridad.
 
- Vuestro consejo, Señor Mijaíl, os lo agradezco profundamente y en lo que vale, máxime viniendo de quien viene - su cabeza se inclinó en agradecimiento, mientras llevaba la mano derecha al lugar donde se encontraba su corazón, órgano que dejó de latir hace mucho. - Mas no quisiera que partieseis de Barcelona llevándoos una idea equivocada de mí. Ya de niño se me enseñó que ante mis mayores debía mostrarme de esta manera, y en verdad que no sabría hacerlo de otra forma. ¿Cómo actuar ante aquellos que me superan, y con mucho, en edad, sabiduría y conocimientos? Sin embargo… - hizo una brevísima pausa y sonrió - Eso es en lo que se refiere a mí, Roger de Montclar, Chiquillo de Guillem d’Urgell, que es bien distinto de Roger de Montclar, Primogénito del Clan del Cetro en Montpellier… o en Barcelona, pues investido como tal no me represento a mi mismo, sino a mi ilustre Clan, y en tal estado ningún trabajo será demasiado arduo a fin de que los que portan nuestra Vitae se sientan orgullosos de ello y, en conjunto, o individualmente, ocupen el lugar que les corresponde. Lo que incluye tener un Primogénito que se comporta como ellos esperan y merecen. 
Roger de Montclar
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[Elíseo] Sangre azul glacial (Roger) Empty Re: [Elíseo] Sangre azul glacial (Roger)

Mensaje por Narrador 08.05.16 12:40

Mijaíl enarcó una ceja al percatarse del estado semiausente de Roger. Lo achacó a la gran cantidad de emociones e ideas que le debía de estar produciendo aquel proceso de nombramiento.

Sabía que habían contribuído unos cuantos miembros de la estirpe, pero desconocía los nombres de todos los implicados. Me alegra saber que compartimos el interés por el mecenazgo. Aún recuerdo aquella gloriosa inauguración del renovado palacio del Louvre en 1793... -adoptó el mismo tono que usaría cualquier anciano para narrar una de sus batallitas favoritas. Sin embargo, despertó del ensueño de sus recuerdos inmediatamente y regresó a su insondable expresión serena-. El año que viene inaugurarán su nueva entrada, una extraña construcción de cristal. Si el tiempo lo permite, me encantaría que viniera para entonces a París. Y regresando a aquello que nos atañe, me alegra, y admito que también me alivia, conocer su interés personal respecto a este asunto. Una garantía de que velará por el bienestar de la ciudad, del evento y de la Estirpe.

Por supuesto. La apariencia que dé nuestro gobierno es un aspecto mucho más importante de lo que pueda parecer. No es un mero capricho de los chiquillos de Arikel. La tradición de la Mascarada, sin necesidad de ir más lejos, se basa en mantener una imagen -Mijaíl consultó su reloj de pulsera-. Quizá necesites en un futuro contar con un Látigo también. No sería mala idea que aprovechases las próximas noches para sondear nuestro clan en busca de alguien que pueda realizar dicha función. La primogenitura opina que la ciudad es demasiado pequeña, pero también coincide en que será algo muy bueno de cara a los Juegos Olímpicos. Dejaré que tú decidas.

Mijaíl asintió, completamente de acuerdo con la opinión de que los Lasombra no eran más que meros reflejos distorsionados de su propio clan, corrompidos por la violencia y la barbarie Sabbat.

Le aseguro que no me iré con una imagen equivocada de usted, señor De Montclar. Tómese mi consejo como el pistoletazo de salida para su nueva posición. Cuando parta de nuevo hacia mi patria... Hacia Francia -pareció como si se arrepintiese de haber utilizado el primer término-, usted pasará a constituir uno de los elementos principales del grupo de los mayores, los avezados y sabios a los que respeta. Es posible que se ganase esta posición hace tiempo, pero a partir de ahora será algo reconocido por los Vástagos de toda Barcelona. Asúmalo, le ayudará cuando salga por las puertas del Aula Magna ostentando su nuevo cargo... Roger de Montclar, Primogénito Ventrue.

Míjail le dedicó una sonrisa afable a Roger.
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Mensaje por Roger de Montclar 08.05.16 15:02

Si, lo había hecho por puro mecenazgo, porque ¿quién le iba a decir a él, entonces, que acabaría en este trance? Pero vaya, también esperaba sacar algún beneficio de todo aquello, como el resto. Asintió agradeciendo la invitación. París era una hermosa ciudad digna de visitar, solo que… quien sabe como estaría Barcelona por esas fechas y si podría darse el lujo de abandonarla por una o dos semanas. No perdió el gesto, pues era la segunda vez que Mijaíl consultaba su reloj, probablemente tenía otra cita, más asuntos que atender, y le estaba robando su tiempo.
 
- En efecto, Señor, una de las mil tareas que me rondan la cabeza en este instante es tomar contacto con los nuestros, sondearles a fin de saber con los que podemos contar, es decir, los que desean permanecer en Barcelona, y si son favorables y lógicamente de valía, recompensarles de algún modo - era un excelente modo de motivar a los demás. - Además, con todo el trabajo que hay por hacer, cualquier ayuda es y será bienvenida, amén de que será un sútil modo de ir colocando a los Ventrue en posiciones destacadas o por las que se den a conocer - ay, las noches iban a ser muy cortas, pero afortunadamente era invierno.
 
Las últimas palabras del “niño” hicieron que, por un momento, desease ser mortal, un humano capaz de llenar sus pulmones de aire para exhalarlos en un largo y tranquilizador suspiro. Volvió a asentir, esbozando una sonrisa. ¿Qué habría pensado Guillem de todo aquello? ¿Y Eulàlia? No, no debía ahora entretenerse en tales pensamientos pues sabía a donde le conducirían. Eso más tarde, en la soledad de su lecho, antes de sumergirse en el letargo de la mañana. Escuchar su nuevo título le hizo pestañear.
 
- ¿Puedo solicitar de vos que no se haga público el nombramiento hasta que haya hablado con los nuestros? Seguro que tomarán como un gesto de merecimiento que yo se lo comunique en persona, y no serán más de un par de noches - sus ojos se desviaron hacia el pequeño rolex que adornaba la muñeca de Mijaíl. - Por supuesto os mantendré informado de las novedades que acontezcan en la ciudad, aquellas de importancia para nuestro clan - de forma que no le llegaran a él por sorpresa. - Mil y un temas me agradaría hablar con vos, o mejor aún, preguntaros, pero yo mejor que nadie sé los trabajos a realizar previos a una partida y considero un regalo todo el tiempo que me habéis dedicado, pero no está en mi voluntad robaros más. Espero poder volver a veros en el futuro y que éste nos sea propicio a ambos y a nuestro Clan - extendió la mano para la despedida final.
Roger de Montclar
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Mensaje por Narrador 11.05.16 9:34

Mijaíl apartó la vista del reloj para responder a Roger.

- Desde luego. Soy consciente de que tiene mucho trabajo a partir de ahora. Y me alegra comprobar que tiene unas cuantas ideas para cumplir con su nuevo cargo. Sin embargo, no quiero que piense que este asunto se termina aquí. Me he responsabilizado hasta ahora de esta ciudad, y no me iré tranquilo si no me asegura que me mantendrá al tanto de cuanto suceda. Sepa, señor de Montclar, que desde Francia estaremos dispuestos a volver si la situación lo requiere. Su papel a partir de hoy es que eso no sea necesario, pero cuenta con nuestro apoyo. Infórmeme de todo lo que vaya sucediendo... Tengo una dirección de e-mail -sacó una tarjeta muy sobria con su nombre en letras Times New Roman. Resultaba un poco sosa, pero contenía un número de teléfono con prefijo francés-. Es el número de mis oficinas en París. Pero no le servirá de mucho, esto, en cambio... -Mijaíl cogió un bolígrafo pilot con sus manitas y plasmó la dirección de e-mail a la que Roger tendría que escribirle-. Creo que los ordenadores son mucho más fiables que un mensajero humano.

El Ventrue observó la mano que Roger extendía hacia él, y se incorporó para estrecharla con la actitud de un hombre adulto y resuelto.

- Si así lo desea, no se hará público. Lo sabe la primogenitura, téngalo en cuenta. Le he dedicado el tiempo que merecía, pues este asunto no es algo que tomarse a la ligera, como comprenderá. Cuenta con mi apoyo, y con el apoyo de Francia. No lo olvide. Tiene en su poder el papel y la tinta necesarios para escribir el futuro de Barcelona. Sé que no me decepcionará.

Tras haberse despedido, Mijaíl volvió a echar una mirada a su alrededor. Parecía volver a examinar la habitación. Se tomó algunos segundos completamente concentrado antes de abrir la puerta y marcharse, dejando a Roger solo en el interior del Aula Magna.
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Mensaje por Roger de Montclar 12.05.16 11:45

Mijaíl no podía saber que, por regla general, la mente de Roger se encontraba constantemente dando vueltas a mil y un temas, buscando mejorar esto o aquello. En unos pocos minutos ya había elaborado una lista mental de tareas de las que encargarse. Pero aquello pertenecía un poco a su vida privada y se lo guardaba para si, pues tenía que estudiar y evaluar cada asunto para conocer su viabilidad y la aceptación que podía o no tener. Recogió la tarjeta ocultando una sonrisa al escuchar las palabras del “niño” referente a los ordenadores, teniendo en cuenta que otros clanes acusaban a los Ventrue de ser un hatajo de antiguallas que “consideraban la rueda como tecnología punta”. La guardó a buen recaudo en su cartera y obvió entregarle la suya propia sabiendo que él sabía bien donde y cómo contactarle.
 
- Por supuesto, señor, como le he dicho le mantendré puntualmente al corriente. Se que yo, en su lugar, así lo querría y teniendo en cuenta las circunstancias ¿cómo no hacerlo? Sepa que haré todo cuanto esté en mi mano y más para que no tengan que regresar - lo decía absolutamente en serio, que fracaso y que vergüenza sería. - Pero resulta tranquilizador saber que llegado el caso, si fuera necesario, recibiríamos ayuda.
 
Al fin y al cabo ¿cuántas veces los Príncipes franceses se habían visto obligados a llamar a sus pares en orden de mantener su dominio? Muchas, muchas veces. La vida de su Sire había sido un salto continuo para ayudar a unos y otros. Apoyar una Corte era apoyar la Camarilla, solía decirle. Estrechó la mano ofrecida y asintió. Su sonrisa no era la más amplia que podía elaborar, en verdad que sentía sobre sus hombros la responsabilidad que habían depositado sobre ellos, más que nada lamentaría dejar en mal lugar a Mijaíl. Aquella no iba a ser una Primogenitura como la de Montpellier, sino que dadas las circunstancias y el pasado reciente - e histórico - de Barcelona, resultaría una infinitamente más complicada. Mijaíl, de esto estaba seguro, era consciente de esto.
 
- Agradezco la confianza que me brinda, señor, y le deseo un tranquilo viaje de regreso a su hogar. Muchas gracias por todo.
 
Aguardó a que abandonara el Aula Magna e hizo lo propio por otra de las puertas, más pensativo que nunca.
 
Bien, manos a la obra.
Roger de Montclar
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Mensaje por Narrador 12.05.16 19:38

Hilo concluido:
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